Infidelidad


sexoTodo comenzó un día en la casa de mi suegra después de habernos quedado varios días en su casa.

Ese día estaba solo con mi cuñada y su hijo de un año. El resto de la familia había salido y solo quedamos los tres por lo que teníamos poco tiempo para bañarnos y alcanzar a los demás.

En lo que el termo se calentaba, comenzamos a jugar, aventándonos agua y correteando por la casa. Después de un rato ella cayó en la cama y yo me tiré encima de ella para mojarla y entre tanto movimiento toque uno de sus pechos. Al sentir esto, los dos nos quedamos quietos y sin saber que hacer.

Para ese entonces yo estaba muy excitado, puesto que siempre la había deseado, mi verga había crecido y esto ella lo había notado.

Me jalo hacia ella y nos comenzamos a besar. Poco a poco la fui desnudando y luego sentí con mi mano aquella hermosa vagina, le metí un dedo y ella soltó un pequeño gemido. Baje a chuparsela y note que estaba a mil, sus jugos le escurrían por el culo. Luego ella saco mi verga y le dio una buena mamada, se separo un poco de mí recostandose, abrió las piernas mientras me pedía impaciente que se la metiera, se la enterré de un solo golpe, y empecé poco a poco a meterla y sacarla de su rica vagina. Después de un rato tuvo un orgasmo y sentí sus uñas clavarse en mi espalda, al terminar de venirse se la saco y me la chupo nuevamente.

La puse en cuatro patas y podía ver ese gran culo que siempre había deseado, le pase la verga por alrededor de su vagina y luego se la clave. Me sentía en la gloria, pues tenia a la hermana de mi esposa totalmente desnuda y super caliente, el escuchar como gemía con cada embestida me ponía mas caliente y deseoso de venirme, cuando finalmente sentía que ya no podía más, se la saque y me vine, chorreando su espalda y todo su culo. Finalmente ella chupo mi verga relamiendo todos nuestros jugos.

Bueno espero les haya gustado esta historia de la cual hasta el día de hoy no la hemos podido repetir, pero que esperamos se cumpla nuevamente.

Anónimo

Autor: Anónimo  
   
   
   
Contenido: Un ruido llamó su atención, miró hacía abajo y pudo observar como se abría la ventana de enfrente, un piso más abajo. Era él, aquel muchacho que llevaba dos meses viviendo en el edificio, estaba en el baño y se disponía a afeitarse. Tenía el torso desnudo y una toalla enrollada en la cintura, ella no pudo evitar mirarle y se escondió tras la cortina de la ventana como si estuviera haciendo una travesura. Podía verle muy bien desde allí, era un chico muy atractivo, tenía la piel bronceada y los músculos de los brazos marcados, aunque no demasiado. No tenía prácticamente vello en el pecho y se podía adivinar que hacía deporte por su aspecto tan fibroso, llevaba el pelo un poco largo y ondulado.Ella se sorprendió de la excitación que le provocaba ver a ese hombre, deslizó sus manos sobre su bata de seda, acariciándose y dejando que se resbalasen sobre la suave tela, esa sensación le gustaba y disfrutó de ella sin apartar la mirada de la ventana. Sin querer sus manos tiraron del lazo que sujetaba la bata y sus dedos se dirigieron lentamente a su entrepierna, tenía ganas de tocarse, tenía ganas de sentir…

Levantó suavemente la tela de sus braguitas, él estaba terminando de afeitarse y estaba agachado ante el lavabo, lavándose la cara. Se incorporó y de repente sus ojos se clavaron en la imagen de una mujer que le observaba desde el piso de arriba, ella se sobresaltó y se escondió rápidamente tras la cortina, el corazón le latía fuertemente mientras se abrochaba la bata. No podía creer lo que había estado a punto de hacer, ¿le habría visto aquel muchacho?… Tímidamente volvió a mirar a través de la cortina, él seguía allí, se quitó la toalla que le cubría quedando completamente desnudo. Mientras entraba en la ducha volvió a mirar hacía la ventana de arriba y adivinó una silueta agazapada que seguía observándole.

Ella se vistió y decidió salir de casa para ir al supermercado, en el camino iba pensando en lo que le acababa de pasar. Era una mujer madura, tenía cuarenta y siete años, casada y con hijos, aquel muchacho podía ser hijo suyo, tendría unos veinticinco años como mucho. Era feliz en su matrimonio, aunque su vida sexual dejaba mucho que desear, hacía el amor con su marido de manera rutinaria y mecánica, casi no sentía placer. Muchas veces se había imaginado a sí misma como la protagonista de una película porno, probando todas esas cosas que había visto, siendo penetrada por todos lados y por muchos hombres, pero enseguida se arrepentía de esos pensamientos al imaginar lo que pensaría de ella su marido e incluso sus amistades, su círculo social era muy conservador y muy religioso, se sentía como una niña pequeña a la que le decían que eso era pecado. Pero ella intuía que el sexo tenía que ser algo más que lo que su torpe marido le ofrecía en la cama.

Inmersa en sus ensoñaciones volvió a casa cargada de bolsas, el portero le abrió la puerta y la saludó como muchos otros días. Subió en el ascensor hasta el tercer piso y buscó la llave en el bolso, abrió la puerta de su casa y cogió una de las bolsas que había dejado en el suelo, con el pie empujó la puerta para cerrarla pero no se oyó el ruido del portazo habitual. Ella se giró a la vez que una mano le tapaba la boca y el filo de una navaja presionaba contra su cuello, las bolsas cayeron al suelo y pudo ver como una manzana rodaba por el suelo hasta chocar contra una pared.

– No se te ocurra gritar- le susurró una voz al oído.

En el espejo del recibidor pudo ver el reflejo de su atacante, era un hombre alto, llevaba la cara tapada con un pasamontañas negro y las manos enguantadas. Podía notar el tacto del cuero contra sus labios y la fuerza de los brazos que la apretaban contra el pecho de aquel hombre, sin duda era una persona fuerte y joven.

Él empujó la puerta y se cerró de un golpe, después la llevó a la fuerza por el pasillo hasta su habitación y la hizo tumbarse en la cama. Comenzó a llorar, estaba muy asustada y todo su cuerpo temblaba. Él se le acercó sin soltar la navaja y besó sus lágrimas.
– No tienes nada que temer. Estoy aquí para hacer realidad tus sueños.

Y deslizó sus besos hasta su boca, ella se resistió pero ante la fuerza de su lengua y al temor de ser herida por el filo del arma, acabó abriendo sus labios para dejar que la besara. La sensación de esa boca desconocida la desorientó y no se dio cuenta de que mientras recibía ese beso, él la había esposado a los barrotes de la cama. Quiso gritar al verse tan indefensa pero esa lengua ocupaba todavía su boca y no le dejaba hacerlo, así que apretó sus dientes con fuerza y el extraño se retiró rápidamente hacía atrás.
Antes de que pudiera gritar la mano de cuero le tapó la boca mientras le susurraba:

– Confía en mí, por favor.

Los ojos de aquel hombre se clavaron en los suyos y parecían decirle la verdad, parecía que ese hombre no iba a hacerle nada malo. Él le tapó la boca con un pañuelo que sacó de un cajón de la cómoda y se sentó a su lado, observándola. Estuvo así varios minutos, hasta que sus manos comenzaron a acariciarla, suavemente, muy despacio. Ella se puso tensa y no quitaba la miraba de esos ojos que se dejaban ver entre los agujeros del pasamontañas, poco a poco fue relajándose y empezó a sentir lo agradable que eran esas caricias. Esas manos desabrocharon su blusa lentamente y se apoderaron de sus senos, la sensación de los guantes de cuero contra su piel le excitó y cerró los ojos, lo que aquel hombre le hacía le estaba gustando y eso no estaba bien, era un extraño que había irrumpido en su casa y pretendía violarla.

El filo de la navaja rasgó la tela del sujetador y sus pechos quedaron expuestos, con los pezones bien duros. Él acercó sus labios y comenzó a chuparlos, deslizando su lengua con avidez, ella sabía que no iba a poder contenerse a eso y notaba como sus braguitas se humedecían poco a poco. En su interior luchaba por no sentir placer pero esa lengua la volvía loca y no podía resistirse. Sintió unos suaves mordiscos en los pezones mientras unas manos se sumergían bajo su falda buscando su cálida entrepierna. Podía notar la erección de aquel hombre frotándose contra ella, parecía que el pantalón le iba a reventar cuando se desabrochó la cremallera y liberó una enorme verga sonrosada que apuntaba hacía arriba. En su escasa experiencia sexual jamás había visto algo parecido.

Enfrente de la cama había una mesa pequeña, como de un metro de altura, cubierta por una tela de terciopelo y llena de fotografías. Él se dirigió hasta la mesa y de un manotazo tiró todo al suelo, luego se acercó hasta ella y la liberó de sus esposas haciéndola levantar de la cama. Esto la asustó, no sabía lo que se proponía aquel individuo, pero por una extraña razón, no forcejeo demasiado, se dejó llevar hasta la mesa y él la tumbó encima con el pecho apoyado sobre la tela. En un rápido movimiento esposó sus manos a las patas y usó dos pañuelos para sujetar sus tobillos a las otras dos patas. No podía moverse en absoluto, él se le acercó por detrás y le subió la falda hasta la cintura, llevaba unas medias de encaje negro con un liguero y unas braguitas a juego, notó como le rasgaban las bragas con la navaja y su sexo quedaba totalmente expuesto para aquel desconocido.

Los dedos enguantados recorrieron su cálida abertura recogiendo los flujos que comenzaban a salir, esto hizo sonreir al hombre, sabía que ella iba a disfrutar de aquel encuentro. Deslizó la fría navaja por el ardiente sexo , esto la hizo estremecerse. De repente notó una lengua recorriéndola, buscando su vagina, su clítoris… Dios mío, hacía mucho que no sentía tanto placer, alguna vez su marido se había entretenido en hacerla disfrutar, pero ya no se acordaba de eso. Notaba como la lengua se agitaba dentro de su ser y las piernas le temblaban por las oleadas de placer que acudían a su cuerpo. Mientras los dedos de aquel hombre acariciaban su clítoris y conseguían que un orgasmo la invadiera. Abrió los ojos y pudo ver en el suelo una fotografía de su boda con el cristal hecho añicos, aquel extraño le había proporcionado el placer más intenso que había experimentado en su vida. Y ahora quería más y él estaba dispuesto a darselo, se acercó hasta su boca con su pene erecto entre las manos, retiró el pañuelo que la tapaba y la obligó a chuparlo sujetándole el cabello con las manos. Pensó que tendría que forcejear con ella para que se la comiera, pero para su sorpresa ella aceptó ese miembro en su boca y comenzó a mamarlo sin miramientos. Él se derretía de placer, al fin la tenía allí, toda para él, como había soñado muchas veces, chupaba su pene con muchas ganas y se sometía a él como en sus fantasias. Ya no pudo más y se volvió a colocar detrás de ella penetrándola de un golpe, se agarró a sus caderas y comenzó un ritmo frenético entre los gemidos de ambos. Él sabia que debía controlar la situación o se correría pronto, así que ralentizó sus movimientos y con su guante buscó los fluidos que rezumaban de ella, se impregnó bien de ellos y se dirigió a su ano, para comenzar a dilatarlo.

Ella enseguida se dio cuenta de lo que pretendía, nunca había practicado sexo anal y le entró miedo pero decidió relajarse y sentirse como la protagonista de esa película porno que tantas veces había imaginado. Un dedo se introdujo en su ano moviéndose en círculos mientras él seguía follándola sin descanso, la sensación fue un poco dolorosa al principio pero le fue gustando poco a poco y la enloqueció cuando sintió dos dedos en su interior agitándose y dilatando su agujero. Cuando estuvo lista él sacó su miembro de la vagina y lo acercó despacio hasta su ano, penetrándola con cuidado, pero con decisión y hasta el fondo. Un grito de dolor se escapó de sus labios, pero pronto se convirtieron en gritos de placer. Él ya no pudo contenerse más y desató toda su fuerza penetrándola sin cesar , aumentando el ritmo de sus embestidas hasta sentir como un orgasmo le invadía y se corría en su interior mientras le flaqueaban las piernas.
Muy despacio desató sus piernas y después se arrodilló ante ella y se acercó para besarla en los labios mientras soltaba sus manos de las patas de la mesa. Ella le correspondió a aquel beso y él le sonrió, pero enseguida salió corriendo de la habitación y se alejó por el pasillo para salir de la casa dando un portazo.

Ella se quedó tirada en el suelo, pensando en todo lo que acababa de pasar y en todas las sensaciones nuevas que había experimentado. Había descubierto por fin lo que es el placer y lo que es sentir un buen orgasmo, a sus cuarenta y siete años el sexo le ofrecía muchas cosas que jamás había imaginado. Se levantó del suelo y comenzó a recoger la casa para no dejar ninguna huella de lo que había sucedido, al poco tiempo llegó su marido y la encontró en la cocina.
– Hola cariño, ¿Qué tal todo?- dijo mientras le daba un beso distraído.
– Bien, todo bien.

Se acercó a la cortina y pudo ver como se abría la ventana del baño del vecino, allí estaba él y sobre el lavabo tenía un par de guantes de cuero.

 
Autor: Marcelo
Resumen: Mi nombre es Marcelo, tengo 36 años y esto que voy a contarles ocurrió hace alrededor de un año, en mi casa, una noche de verano.
   
 
Contenido: Mi nombre es Marcelo, tengo 36 años y esto que voy a contarles ocurrió hace alrededor de un año, en mi casa, una noche de verano.Su nombre es Rosa, está casada con Hugo (39), tiene 38 años, dos críos, y dos fabulosas tetas que siempre fueron de mi admiración, un culo bien parado y duro, en una palabra un hermoso cuerpo a pesar de los críos. A estos chicos los conozco desde hace aproximadamente 12 o 13 años. Alicia, mi esposa algunos años más, ya que estudió con ella en la Universidad y sin dudas puedo decir que es su mejor amiga; Por lo que tenemos una relación de mucha confianza entre los cuatro, pero siempre como amigos, por lo que jamás pensé en tener una aventura con ella. Pero desde hacía un tiempo empecé a notar que ella, muy sutilmente, cada vez que nos veíamos me buscaba mucho con su mirada cuando manteníamos una conversación entre los cuatro, pero yo trataba de disimular para no armar ningún problema ya que tanto mi esposa como su marido son un tanto celosos, además siempre estaban presente sus hijos por lo que hubiese sido muy desubicado de mi parte cualquier intento.Pero aquella noche todo fue muy distinto, con mi esposa invitamos a cenar a nuestros amigos a casa y mi primera sorpresa fué el verlos llegar solos, sin sus hijos, y la segunda sorpresa y más grata para mí fué que Rosa vino con una blusa negra totalmente transparente y sin corpiños, pero con un delgado saco de hilo por encima, ya que nos encontrabamos en verano y la temperatura era elevada no me pareció demasiado extraño. Al verlos y ver en particular esos hermosos montes practicamente desnudos me provocó una involuntaria erección que intenté disimular a toda costa, cosa que por la mirada de Rosa no logré, ya que me sonrió muy cómplice. Ya en el ascensor como ibamos hablando los cuatro en tono de broma un poco fuerte, aproveché un segundo de distracción y le susurré al oído lo guapa que estaba, lo cual le agradó pues me lo agradeció con un beso en la mejilla.Yo no lograba terminar de entender su actitud, pues a pesar de nuestra confianza nunca había actuado de esa manera. La cena se desarrolló de una manera muy normal, con charlas sobre temas comunes, pero con algunas miradas cómplices entre ambos y con algunas erecciones mias al ver las tetas de mi amiga al servirse la comida o la bebida, ya que se le abría su saco y dejaba toda su belleza a mi vista. Yo intentaba por todos los medios disimular mi calentura, pero cada vez se me hacía mas difícil ocultar mi erección. Lo interesante ocurrió cuando Alicia propuso ir a comprar helado para saciar en parte el calor. Yo dije que no tenía ganas de salir, pero como ella insistió tanto, Hugo (el esposo de Rosa) dijo que no se hiciera problema, que él la llevaba en el auto, a lo que Rosa dijo que aprovecharía para llamar a su casa para ver como estaban sus hijos, por lo que Alicia y Hugo se fueron. Yo sabía que a partir de ese momento disponía de aprox. 40 o 50 minutos para llevar a cabo cualquier locura, pues la heladería se encuentra un tanto lejos de casa.Mientras hablaba por teléfono no dejé de mirarla, a esa altura ya con descaro no sacaba los ojos de ese hermoso par de tetas, miradas que fueron correspondidas lo cual me estaba poniendo más caliente aún. Cuando terminó de hablar por teléfono, me hizo el comentario de que tenía mucho calor y salió rapidamente al balcón, yo me acerqué por detrás de ella y le dije que eso era muy fácil de solucionar, que se quitara el saco y su calor sería saciado en parte, ella respondió que no podía sino iba a quedar practicamente desnuda ante mis ojos y ya había visto como la miraba durante la cena por lo que eso podía llegar a ser muy peligroso. «Lo que pasa es que hoy estas terriblemente sexy», le dije, «Y si usas esas transparencias no debes hacerlo a medias tintas», a lo que respondió que tenía razón, que se lo sacaría hasta que llegaran nuestras parejas. Cuando tuve ante mí semejante bellas tetas no pude evitar decírselo, a lo que respondió: «Te dije que eras peligroso». «Es que desde hace tiempo deseo besar esas tetas, Rosa», le respondí.

En ese momento ella dudó un poco de su actitud e intentó entrar nuevamente al living, entonces la tomé de la cintura y acercándola a mi pene que se encontraba totalmente duro le dije: «Rosa voy a besarte toda y te voy a coger en este mismo instante», ella intentó soltarse, entonces tomé con mis manos ambas tetas y comencé a besarla en el cuello, su resistencia poco a poco empezó a ser cada vez menor, le desabroché la camisa mientras seguia besándola en el cuello, para ese momento Rosa ya estaba ardiendo y me decía que hacía tiempo que estaba caliente conmigo. Luego ella se dio vuelta y mientras yo le besaba una de sus tetas y acariciaba la otra con mi mano, bajó la cremallera de mi jean y sacó a la luz a mi pobre pene que a esa altura estaba que explotaba y empezó a masturbarme. Luego me sentó en un sillón y me hizo una mamada espectacular, con la cual me corrí en su boca. Rosa se tragó toda mi leche para no dejar rastros y me siguió mamando a pesar de mi corrida. Después levantó su pollera, se quitó sus bragas y me colocó su clítoris en mi boca, besé esa concha como si fuese la última vez en mi vida, cosa que Rosa agradeció ya que se corrió rapidamente con mi lengua. A esa altura mi pene ya estaba otra vez en guardia, le pedí que se colocara en cuatro patas y la penetré desde atrás, logrando así un par de corridas más de mi amiga, mientras tanto con mis dedos le acariciaba el agujerito de su culo y comencé a meterle un dedo mientras la estaba cogiendo, luego de las corridas y cuando pensé que su culo estaba listo le dije: «Ahora te voy a encular perra», ella primero se negó, pero su calentura era tal que luego me pidió que lo hiciera despacio ya que normalmente su marido no la cogía por el culo. Le dije que si, y empecé a penetrar su hemoso culo despacio como ella me pidió, una vez que entró la cabeza se la clavé hasta que mis huevos chocaron con sus nalgas, con lo que arranqué unos gritos de placer que me excitaron aún más y empecé con el mete y saca en su culo hasta que nos corrimos juntos. Luego nos besamos de manera muy dulce y nos fuimos a lavar y a acomodarnos la ropa.

En ese momento me comentó que hacía tiempo que no gozaba de esa manera, a lo que respondí que esto era el comienzo ya que en 40 minutos, como tuvimos, todo lo habíamos hecho muy a la apurada. Unos minutos después llegaron Alicia y Hugo con el helado y nosotros como si nada, los esperamos escuchando música y conversando. Comimos el helado, seguimos charlando de pavadas, nuestras miradas siguieron cruzándose, lo cual me ponía como loco, eso hizo que permaneciera con una erección terrible durante el resto de la velada. En algún momento nos cruzamos con Rosa en la cocina y ella acarició suavemente mi mastil al pasar, con lo que casi me corro sobre el pantalón (hubiese sido un verdadero papelón), el hecho que ni Alicia ni Hugo se dieran cuenta de la situación alimentaba de sobremanera mi morbo. Luego de un par de horas se fueron nuestros amigos y como yo seguía muy caliente, le regalé a mi esposa una hermosa noche de ardiente sexo, regalo que Alicia agradeció ya que no se lo esperaba y yo lo necesitaba, después de algunas corridas, más de ella que mias, ya que yo venía con desventaja, nos dormimos abrazados con mi pene dentro de se concha.

Desde ese día con Rosa nos convertimos en amantes y una o dos veces por semana nos encontramos para compartir horas de sexo infiel, con más tiempo para gozar y gozar, de más está decirles que somos más amigos que antes. Me gustaría que me escribieran y dieran sus comentarios sobre mi relato.

 

 

 

Autor: Anonimo 
Resumen: Soy mexicana, tengo 38 años de edad, estoy casada con un hondureño hace 7 años. Vivíamos aquí en Raleigh, pero por razones de trabajo, mi esposo tuvo que viajar a Los Angeles, con un mejor sueldo y sólo va a estar un año.
   
   
Contenido: LLORABA Y ME ACARICIABALe cuento mi drama. Desde que se fue, hace siete meses, cambió mi carácter, extrañaba demasiado a mi esposo, me puse nerviosa, llegué a estresarme, al extremo que todas las noches lloraba desconsolada y no quería comer porque no tenía apetito. Esto motivó que cambiara mi vida, comencé a adelgazar y extrañaba el sexo que me hacía mi marido. Hace dos meses que ya no aguanto sin estar con mi esposo y he aprendido a masturbarme, pero no es lo mismo.Cuando mi esposo se fue, me dejó en casa de mis suegros. Según él, iba a estar segura y ellos iban a cuidar de mí. Hace tres semanas, exactamente, mis suegros decidieron llevarme al médico para que me receten algo para el estrés y falta de apetito.

Luego que el médico me examinara y le contara mi historia, escuché que el médico le dijo a mi suegro que por mi temperamento ardiente, lo que me faltaba era sexo, ya que había pasado seis meses sin contacto con el esposo. Además, me indicó unas pastillas que me iba a tranquilizar y entrar en un sueño profundo por las noches.

A los dos días, al parecer, me llegó a dar doble dosis y esa noche quedé privada, no llegué a sentir nada de lo que me podría pasar.

LO HIZO MEJOR QUE MI MARIDO

De esta situación se aprovechó mi suegro, un hombre de 52 años de edad, fuerte y muy «eléctrico» para ir a mi cama al promediar las dos de la madrugada, porque antes me dijo que no echara llave por cualquier emergencia. Pero antes, también le dio una pastilla a mi suegra para que «descanse» bien y no vea sus malas intenciones.

Al promediar las seis de la mañana sentí algo extraño por mi cuerpo, y al despertarme me vi sin ropa y mi suegro me besaba como un desesperado, lo que motivó que me excitara muchas veces, mejor dicho mucho placer. Al estar casi despierta, quise agarrarlo a cachetadas a mi suegro, pero era tanta la felicidad que sentía, que me dejé hacer lo que el quiso y decenas de poses que mi esposo no me hace.

Prácticamente ya me había entregado a él y me hizo de todo, quedé totalmente extenuada y veía cómo su miembro y su lengua exploraba todo mi cuerpo que estaba sediento de sexo. En una noche con mi suegro gocé más de los siete años con mi marido.

Ahora no sé qué hacer, cuando veo a mi suegro siento vergüenza, pero me gustaría estar otra vez con él.

Autor: Anonimo
Resumen: Esta historia es verdadera y sucedió el día de mis cumpleaños, 18 de Abril. Vivo en Colombia en una ciudad muy agradable, conocida como «La Ciudad de la Eterna Primavera». Los días son preciosos y sus mujeres son espectaculares.
   
   
Contenido: Esta historia es verdadera y sucedió el día de mis cumpleaños, 18 de Abril. Vivo en Colombia en una ciudad muy agradable, conocida como «La Ciudad de la Eterna Primavera». Los días son preciosos y sus mujeres son espectaculares. Las hay desde rubias naturales hasta color caoba con rasgos y formas que siempre mantienen trabajando tu mente en función de las curvas femeninas.Aquel día temprano había estado en el chat con una amiga que vive en Toronto y que es muy caliente, siempre me escribe frases que hacen pensar que ella pasa todo el día y la noche frente a su pantalla sosteniendo sexo virtual. Sin embargo con ella somos muy buenos amigos y charlamos de todo, incluso me cuenta de sus encuentros «Cibersex». Aquella noche le dije que de cumpleaños había invitado a mi novia a bailar, pero que ella me había abandonado aduciendo un fuerte dolor de cabeza, entonces me sugirió que llamara a alguien e inmediatamente pensé en una chica que siempre me ha mirado con ojos golositos y yo nunca le había hecho caso. La llamé y ….- Hola Milena!
– Hola Cómo Estas???
– Muy bien, pensando en como celebrar mi cumpleaños… Qué tal si vamos a bailar…??
– Pero es que ya son las diez.
– Y que importa?? La noche es joven y la rumba hasta ahora comienza…
– Ok Ok, entonces pasa por mí y vamos listo…
– Listo. Bye.Le conté de esto a mi ciber amiga y ella se entusiasmó y me dijo, «Felicitaciones amigo y procura tener SEXO esta noche…». Pasé por mi amiga y fuimos a bailar. Hablamos de bobadas y mientras degustábamos unos rones le conté que de mi compañía anterior me habían ordenado hacerme unos chequeos médicos y que quien me había revisado por completo era una mujer médica y que me había quedado sorprendido por la actitud de ella, quien era como de unos 40. Me revisó por todas partes y que me hizo quitar toda la ropa excepto la interior. Al final del examen quiso revisar si tenía alguna hernia y para palpar por encima de la vejiga me pidió disculpas y se sonrojó antes de meter los dedos por debajo del interior.

La que se excito fué mi amiga cuando le conté que ese examen traía a mi recuerdo otro que me hicieron hace como 6 años cuando entré a un programa de medicina prepagada y el examen de admisión también me lo hizo una mujer. Ella era joven y al consultorio entramos los tres del grupo familiar, Mi hijo, mi esposa (Hoy Ex) y yo. Primero los revisó a ellos y aunque ninguno abandonó el consultorio yo fuí el último de la revisión. Ella me pidió que me desnudara por completo y que me quedara detrás del biombo en la camilla de revisión. Hizo todo su examen y por último me revisó los genitales y yo ví su cara de sorpresa cuando me vió, ya que pienso que muy pocas veces había visto unos genitales masculinos rasurados y luego ella tratando de disimular la situación, tomó mis testículos y los palpó y examinó cuidadosamente, luego tomó mi pene y también lo palpó y casi diría que acarició con mucho cuidado, aunque yo estaba notando su turbación.

Mi amiga que estaba escuchando mi relato parece que también se excitó, no se si era por imaginarse mi zona púbica razurada o por el relato en sí. Seguimos bailando y ella le dijo al Disc Jokey que pusiera una canción de «Happy Birthday», me cantó y luego me besó en la boca y después yo aproveché dos ocasiones más y la besé. Y nos fuimos calentando y entre baile y descanso nos acariciamos por diferentes partes del cuerpo, sin llegar a insinuar un deseo claro de sexo. Terminamos de bailar como a las 2 am y salimos supuestamente dispuestos a dormir. El camino obliga a pasar cerca de mi casa y yo le dije que si quería conocer mi apartamento y ella me dijo que que íbamos a hacer y yo le dije que solo seguir bailando y me dijo que sí.

Llegamos, nos preparamos un poquito de ron y seguimos bailando. Ella se sentó después de bailar una salsa y yo me senté a su lado en un sofá (que es sofacama), empezamos a mirarnos a los ojos y le pregunté si estaba cansada y me dijo que si, entonces le mostré mis piernas y ella recostó la cabeza allí. Nos quedamos mirando largo rato a los ojos y luego yo comencé a besarla, primero suave y luego me fui calentando y empecé a buscar su lengua y depronto no se sabía quien buscaba a quien, y le besaba las orejas y por detrás y luego el cuello, después metí mi mano por el escote de su chaqueta y empecé a acariciar sus senos, tenía un sostén que los hace parecer más grandes de lo que son, pero me gustó su tamaño y sus pezones son bien pequeñitos pero muy paraditos y yo me estaba volviendo loco con mis manos y mi boca. En un abrir y cerrar de ojos le desabroché el sostén y luego la chaqueta y ella se incorporó y ayudó a quitarse las prendas, yo me deleité con sus senos entre mi boca un buen rato y empecé a pasar mis manos por encima de la ropa sobre su vulva y ella me dijo que teníamos que parar porque aun tenía la regla.

Eso me desanimó un poco, pero seguí acariciándola por encima del pantalón, un Slack negro y seguía besando sus senos y su cuello y su boca. Ella insistió con lo de la regla, pero yo le dije entonces que no había problema, que nos recostáramos y que ya no pasaría nada, sin embargo le desabroche el slack y le bajé la cremallera, luego extendí el sofacama y nos recostamos, ella se quedó quieta y yo también aunque comencé a rozar su piel con las yemas de mis dedos muy lentamente, hasta que llegué al borde de su ropa interior y ella me tomó la mano y me dijo que no siguiera y yo le susurré «Solo quiero acariciarte y no más» y ella se dejó, entonces yo metí mis manos entre sus panties y sentí que su zona genital estaba totalmente razurada de largo y eso me excitó muchisimo, entonces seguí decididamente a buscar sus labios vaginales y saber en realidad en que estado estaba ella.

Sentí que tenía toalla higiénica, pero no la sentí mojada y me decidí a seguir adelante, me puse encima de ella y volví a besarle los senos y el vientre y ella metió su mano entre mis blue jeans y buscó mi pene, también quería comprobar y sentir mi zona genital rasurada y se detuvo un tiempo tocando y acariciando la piel alrededor de mi pene y de mis testículos y sus caricias me estaban transportando a la luna. Luego me desabrochó el pantalón y se levantó para mirar mi zona depilada y yo aproveché para quitarle los slacks y las medias y ya solo quedó en panties.

Volví a meter mi mano entre sus panties y sentí sus labios vaginales gruesos y calientes, pero secos y deslice el dedo del centro en su abertura y comprobé como cosa curiosa, que a pesar de que en la parte externa estaban secos, suaves y muy calientes, por dentro su cueva estaba ardiente y totalmente inundada de Jugos. Entonces volví a acariciar toda la zona buscando su clítoris y me dediqué a acariciar y meter entre mis dedos y hacerla enloquecer de excitación. Ella mientras tanto, tenía mi pene entre sus manos y subía y bajaba mientras se calentaba aun más me dijo «Espera…» Se inclinó para quitarse las botas, yo le ayudé un poco y me decidí a quitarme también toda mi ropa y quedé totalmente desnudo ante sus ojos, me incliné y tomé sus panties y los retiré lentamente disfrutando de la vista de su sexo, cosa que me encanta hacer, estaba toda excitada y ya tenía separados los labios interiores y se veía toda mojada, no espere más, puse mi pene en la entrada de su cuevita y empujé lentamente y ella se retorció, mi pene es como de 16 cm y se lo metí de una vez hasta el fondo y ella suspiró, empezamos a movernos los dos al mismo tiempo y fuimos aumentando el ritmo poco a poco hasta que cogimos un buen ritmo, yo buscaba su boca y ella mi lengua mientras yo sentía como llegaba al final de sus entrañas.

Ella apretaba con sus labios vaginales mi pene y eso hacía que yo sintiera que la gran explosión estaba por llegar así que le dije que parara un poco y ella entendió. Nos miramos a los ojos y ella se incorporó y yo me puse boca arriba, ella se sentó a horcajadas sobre mi cuerpo y yo le dije «Por favor, cabálgame» y ella rodeó mi pene con sus manos y lo puso nuevamente en la entrada de su cueva y volvió a tomar el mismo ritmo y yo le ayudaba, cuando ella bajaba yo subía y así podía sentirla hasta el fondo. Volví a sentir que estaba a punto de venirme y ella no se cuantas veces lo había hecho así que aumentó el ritmo y así continuó hasta que sintió mi descarga en su interior, fué un momento espectacular y los dos gritábamos y sentíamos como el otro estaba bien arriba, luego nos recostamos y quedamos dormidos inmediatamente. Como a la media hora me desperté y ya estaba amaneciendo y ella también lo hizo, se vistió a la carrera y me dijo que la llevara a casa rápido antes que la mamá despertara. Al llegar me dió un gran beso y me dijo…..»Feliz cumpleaños».

Autor: Anonimo
Resumen: No sabia que el mal comportamiento de Pamela, mi hijastra, era por que estaba enamorada de mi.

Contenido: La siguiente aventura sexual que les contaré, no fue buscada a propósito, sino que fue de forma natural.

Me case con Lorena, quien ya tenía una hija de nombre Pamela de 18 años, una trigueña preciosa igual que su madre, ojos negros igual que su cabellera, unos senos bien desarrollados sin exagerar y unas preciosas nalgas llenitas que le hacen agua la boca a cualquiera.
Durante mi noviazgo con Lorena, mi relación con Pamela fue muy buena, tomamos confianza rapidamente, era muy atenta conmigo y siempre nos acompañaba cuando saliamos al cine o al super. Siempre ha sido coqueta y sexy conmigo, pero sin mala intención de por medio, eso pensaba. El problema empezó después de casarnos, su comportamiento cambió. Ya no era atenta, no obedecía a su madre, no era muy comunicativa con ambos, en fin, yo creia que eran celos por su madre, ya que casi todo el tiempo habian vivido solas con Lorena.

Pasaron tres meses después de la boda y Pamela seguia con su misma actitud, pero de repente toda la situación cambio. El día de una fiesta de aniversario concluía con un baile por la noche. En la tarde Pamela nos había llamado con Lorena a su habitación para verla con el traje que usaria en la fiesta, como en esta epoca del año hay un calor intenso, ella vestía una falda corta y una blusa escotada que le hacía juego (bueno yo no se mucho de moda), y unos zapatos con tacones altos descubiertos. Se veía preciosisima!, en ese momento me di cuenta que su cuerpo era el de una mujer hecha, la falda dejaba ver unas preciosas piernas, con lindos muslos curvados; el escote de su vestido enseñaban cierta parte de sus senos que dejaban poco para la imaginación.
Casi entrada la noche, estaba recostado viendo la TV cuando Lorena entra a la habitación interrumpiendo, -Mark, fijate que ha sucedido una calamidad!-, -Que pasó- alcancé a contestestar. -La pareja de Pamela de esta noche no podrá ir a la fiesta, tuvo un inconveniente- me dijo Lorena, y continuó -Amor, será posible que la puedas llevar tú, porque ella no quiere llegar sola-. Tal solicitud me tomó por sorpresa, pero pensando en mejorar las relaciones con Pamela acepté a ir.

Pamela en el viaje de ida, me agradeció el favor de acompañarla a la fiesta. En el vehículo, yo no dejaba de verle las piernas y su escote, de hecho me pilló un par de veces y solo se sonrió.
Llegamos, entramos al salón, era inmenso y habian muchas personas en él. Nos sentamos un rato, varias amigas y amigos llegaron a saludarla y fue sorpresa que ella me presentó como su amigo. Yo me quedé viendola y ella me guiño el ojo y hizo una ademan con sus manos, como tratando de explicar que se burlarian de ella si supieran que va con su padrastro. Además yo podia pasar como un amigo, debido a que a mis 33 años, me conservó muy bien, tengo un cuerpo atletico por el mucho ejercicio que hice años atras.

Al rato salimos a bailar, Pamela se movia muy bien, sabia utilizar muy bien todas sus gracias, ella estaba muy feliz, se veía contenta. De repente que se acercan dos amigas y la saludan y le dicen algo al oido, Pamela sonrié picaramente. Cuando se retiran, le pregunto que le han dicho, -Que esta muy bueno mi novio, que está para comerselo- me responde; yo me sonrío un poco y le digo, -la que está para comersela es otra personita que esta frente a mi-, Pamela se ríe. Cuando ponen musica salsa y merengue, empezamos a bailar pegados, los senos de Pamela varias veces topan con mi pecho, además tengo una inmejorable vista de esas dos montañitas carnosas. Y que decir de su vientre que permanece junto al mio, en pocos minutos obtengo una erección que trato de disimular, pero con poco éxito. Pamela se da cuenta de ello y solo se limita a abrir la boca y sonreir. Cuando llevabamos buen rato de estar bailando, le pido a Pamela que nos sentemos un rato, ella no acepta, me suplica que sigamos y bueno no me hago de rogar. Al poco tiempo ponen musica romantica, ella me toma de las manos y recuesta su cabeza en mi pecho, unos minuto después me dice al oido -Sabes porque me he portado mal contigo ultimamente?- Sin moverme, le respondo -No lo sé Pamela dimelo-, -Porque estoy muy enamorada de ti Mark, siempre te vi como hombre y no como un padrastro, y es mucho trabajo para mi tenerte en mi casa y no decirte que te amo todos los días-, me quedé mudo, no sabia que decir. Ella acercó sus labios a los mios y nos dimos un apasionado beso. Intenté detenerlo, pero lo sentía tan rico y humedo que lejos de impedirlo le aprete su cabeza contra mi, nuestras lenguas se revolvian como serpientes en celo, nuestra saliva se entremezclaba, nuestros vientres se restregaban como fingiendo hacer el amor. No se cuanto tiempo estuvimos asi, pero puedo decirles que fueron varios minutos, en los cuales obtuve una erección colosal. Instintivamente mis brazos la rodearon y aprovechando la oscuridad del salon sobretodo cuando hay musica romántica, le levanté la falda y toque suavemente sus nalgas, me di cuenta que solo llevaba un hilo dental, por lo que recorri todas sus nalgas apretandolas delicadamente. Eso le gustó a Pamela que bajo sus labios a mi cuello acariciandome con su lengua. Que momento!! Al mismo tiempo que nos tocabamos, restregabamos nuestros cuerpos como queriendolos fundir el uno con el otro.

Cuando terminó la música romantica y nos separamos, noté que mi pantalon estaba mojado, junto a la bragueta habia un gran circulo, lo toqué y efectivamente era una pre-eyaculación mía. Me sentí contrariado, Pamela se habia dado cuenta y solo alcanzaba a reir. Le pedi a Pamela irnos al coche, mientras se secaba mi pantalón y por otro lado, debo confesar que, estaba tan excitado que queria seguirla tocando y besando pero en un lugar sin mucha gente. Y Asi ocurrió dentro del vehiculo nos seguimos besando apasionadamente, le baje el escote y empece a besar y mamar sus dos preciosas tetas con sus pezones parados, ella apretaba mi verga sobre el pantalon, para facilitarle el trabajo me abri la bragueta y la saque para que la pudiera tocar y acariciar a su gusto. En pocos segundos los vidrios del coche se empañaron del calor que despedian nuestros cuerpos, segui mamandole los ricos senos, pero mi mano se dirigió a su coñito, lo acaricié sobre su tanguita, dandome cuenta que la tanguita estaba mojadisima, se sentía pegajosa al tocarla con la yema de mis dedos. Hago a un lado su tanguita y acarició su vagina que está completamente depilada, acarició también su clitoris lo cual la hace estremecer y gemir fuertemente. Ella por su parte, me masturba la verga con su mano, con jalones cada vez más fuertes. -Mamita, porque no nos vamos a la parte de atras del coche?- le propongo; Ella acepta sin vacilar, nos pasamos hacia atrás, me quito el pantalon y la camisa, ella se quita la blusa, la falda y los zapatos, quedando ella solo con su tanguita puesta.

Luego Pamela se sube sobre mi, pero antes me ha bajado mi boxer, me comienza a besar nuevamente y sus nalgas se restriegan sobre mi erecta verga, Yo ya no pude más y levantó su trasero le corro su tanguita a un lado, colocó mi falo en la entrada de su vagina y la dejo caer para ensartarla, mi verga fue penetrandola lentamente, ella aulló y gimió mientras su vagina era recorrida por mi duro miembro, que se acomodó dentro por completo. Pamela se movia de adelanta hacia atras, de arriba hacia abajo, clavandosela completa. Yo por mi parte, le chupaba sus pezones y le apretujaba sus preciosas nalgas siguiendo sus movimientos de cintura. En un instante sentí como se corria y mojaba todo lo largo de mi verga, pero no se detuvo, siguió follandome el miembro. Inserté la yema de mi dedo medio en su culo, no dijo nada, luego lubrique mi dedo con los liquidos que salian de su vagina y le meti la mitad del dedo, ella se movía freneticamente como culiando mi dedo, entonces le dejé ir por completo dos dedos dentro de su culito. Que cuadro aquello!!, Le ensartaba la vagina con mi verga, le tenia dos dedos en el culo y le chupaba y mordía las tetas!.

Depués de un segundo orgasmo de Pamela, como pude la coloque en cuatro dentro del coche, sus nalgas me quedaba casi en la cara, alli me di cuenta de la perfección de estas, la tomé de las nalgas con las manos, las separé y le di una lamida de culito, mientras le metí dos dedos en su vagina. Pamela casi chilló del placer, y mientras me la comía me dijo cosas sucias que jamás la habia oido decir.
Retire mi boca de su culo y le dejé ir la verga por el culo, por la lubricación no hubo mucha oposición, eso si, su canalito era bien estrecho, pero me encantó la presión que ejercia sobre mi miembro tratando casi de ahorcarlo. La estuve culiando varios minutos, los dos gemímos intensamente, hasta que me vine a chorros dentro de su culito rico, mi verga palpitaba cada vez que emanaba un chorro de esperma, me deje caer sobre ella, cansado pero satisfecho. Saque mi verga de su culo y cayó de él un chorrito de leche caliente a través de sus muslos. Ella me confesó que también habia terminado otra vez.

Nos vestimos, encendí el coche y nos fuimos para la casa, no había terminado todo, en el camino Pamela me sacó la verga del pantalon y me dió una mamada de agradecimiento (segun me dijo ella), traté de ir a una velocidad lenta, lo hacia tan bién que no quería llegar a la casa aún. Llegue al climax unas cuadras antes de llegar, le inundé su boquita con un gran chorro de esperma; Pamela se lo tomó todo, no dejo nada.

Pasaron dos semanas y no tuvimos otro encuentro. Hasta que mi esposa me comunicó que un su primo habia fallecido y que iba ir al sepelio y que aprovecharía para visitar otros familiares que no veia desde hace años, y como yo trabajaba y Pamela no podia perder clases, iria sola por una semana.

Para resumirselos, esa semana fue basicamente una luna de miel con Pamela, follamos todos los días, la coji en la cocina, sobre la mesa del comedor, en nuestra cama matrimonial. Le llenaba sus tres hoyitos de leche todos los días. Temprano antes de irse al colegio por las mañanas teniamos sexo oral por medio de una 69 y luego me la cogía duro. Por la noche nos bañabamos juntos antes de coger como conejos. Estoy gozando esta parte de mi vida. No se cuando se acabe y no quiero que acabe.