Autor: Anonimo 
Resumen: Soy mexicana, tengo 38 años de edad, estoy casada con un hondureño hace 7 años. Vivíamos aquí en Raleigh, pero por razones de trabajo, mi esposo tuvo que viajar a Los Angeles, con un mejor sueldo y sólo va a estar un año.
   
   
Contenido: LLORABA Y ME ACARICIABALe cuento mi drama. Desde que se fue, hace siete meses, cambió mi carácter, extrañaba demasiado a mi esposo, me puse nerviosa, llegué a estresarme, al extremo que todas las noches lloraba desconsolada y no quería comer porque no tenía apetito. Esto motivó que cambiara mi vida, comencé a adelgazar y extrañaba el sexo que me hacía mi marido. Hace dos meses que ya no aguanto sin estar con mi esposo y he aprendido a masturbarme, pero no es lo mismo.Cuando mi esposo se fue, me dejó en casa de mis suegros. Según él, iba a estar segura y ellos iban a cuidar de mí. Hace tres semanas, exactamente, mis suegros decidieron llevarme al médico para que me receten algo para el estrés y falta de apetito.

Luego que el médico me examinara y le contara mi historia, escuché que el médico le dijo a mi suegro que por mi temperamento ardiente, lo que me faltaba era sexo, ya que había pasado seis meses sin contacto con el esposo. Además, me indicó unas pastillas que me iba a tranquilizar y entrar en un sueño profundo por las noches.

A los dos días, al parecer, me llegó a dar doble dosis y esa noche quedé privada, no llegué a sentir nada de lo que me podría pasar.

LO HIZO MEJOR QUE MI MARIDO

De esta situación se aprovechó mi suegro, un hombre de 52 años de edad, fuerte y muy «eléctrico» para ir a mi cama al promediar las dos de la madrugada, porque antes me dijo que no echara llave por cualquier emergencia. Pero antes, también le dio una pastilla a mi suegra para que «descanse» bien y no vea sus malas intenciones.

Al promediar las seis de la mañana sentí algo extraño por mi cuerpo, y al despertarme me vi sin ropa y mi suegro me besaba como un desesperado, lo que motivó que me excitara muchas veces, mejor dicho mucho placer. Al estar casi despierta, quise agarrarlo a cachetadas a mi suegro, pero era tanta la felicidad que sentía, que me dejé hacer lo que el quiso y decenas de poses que mi esposo no me hace.

Prácticamente ya me había entregado a él y me hizo de todo, quedé totalmente extenuada y veía cómo su miembro y su lengua exploraba todo mi cuerpo que estaba sediento de sexo. En una noche con mi suegro gocé más de los siete años con mi marido.

Ahora no sé qué hacer, cuando veo a mi suegro siento vergüenza, pero me gustaría estar otra vez con él.